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Las 7 maravillas del mundo antiguo

Actualizado: 20 jun 2020

Los jardines colgantes de Babilonia



Su construcción se remonta al Siglo VI a. C. durante el reinado de Nabucodonosor. Estaban ubicados a orillas del río Éufrates, cerca del palacio real. Estos jardines en realidad no colgaban, y se cree que estaba compuesto de terrazas escalonadas sobre piedras, de las cuales caían árboles, arbustos y flores. Su nombre se debe a una traducción errónea, que en realidad significa "saliente", lo que da a entender la existencia de balcones.


Las aguas utilizadas para regar las plantas era traídas directamente del río Éufrates, y se cuenta que en ellos había una gran variedad de plantas, palmeras, y árboles frutales. Se cree que Nabucodonosor mandó a construirlos como regalo para su esposa Amytis, hija del rey Ciáxares de Media. La reina extrañaba las montañas y el esplendor de las tierras de su antiguo imperio, y el rey babilonio hizo todo lo posible por cambiar la sensación de planicie de su ciudad.


A pesar de las historias su existencia no está confirmada, y no han sido encontrados sus restos dentro de las ruinas de la ciudad caldea. Las referencias a ellos provienen de historiadores como Diodorus Siculus y Berossus, pero en las tablillas cuneiformes de la época de Nabucodonosor no se hace referencia a los mismos. Es posible que al llegar Alejandro Magno a Babilonia los soldados macedonios hayan quedado impresionados por su belleza, por lo que al volver a su tierra relataron sobre los maravillosos jardines que adornaban la ciudad.


La gran pirámide



A diferencia de las demás maravillas de la antigüedad la gran pirámide es la única que ha sobrevivido al paso del tiempo. Su tamaño, la perfección milimétrica de sus encastres y superposiciones, su imponencia y su orientación astronómica han dado pie a muchas teorías sobre sus construcción, llegándose a afirmar que fue obra de antiguas civilizaciones extraterrestres.


Actualmente se sabe que las pirámides fueron tumbas, información proveniente de las fuentes clásicas (Heródoto y Manetón) y de los estudios contemporáneos. Heródoto afirmaba que la gran pirámide era la tumba de Keops y que en ella trabajaron 100 mil hombres durante casi 20 años. Los costos de su construcción fueron tan elevados que, cuenta, obligaron a la hija del faraón a prostituirse para pagarlos.


La pirámide tiene a su vez varias estructuras internas de respetables proporciones: 3 cámaras funerarias, una gran galería, un pozo y 2 pasajes (un ascendente y un descendente). Su grandeza la hizo vulnerable a los saqueos, ya que en un inicio (al igual que las de Micerino y Kefrén) estaba cubierta por losas de piedra caliza pulidas que brillaban al sol, y su punta estaba forrada con oro. Parte del recubrimiento se caería por un terremoto ocurrido en el siglo XIV a.C., mientras que el resto sería usado por gobernantes egipcios como Saladino y los mamelucos para construir mezquitas y palacios en El Cairo.


El Zeus de Fidias en Olimpia



En el 438 a. C. el escultor griego Fidias construyó la estatua de culto del Partenón, la Atenea Pártenos. La fama que ganó hizo que le pidieran construir en Olimpia una que representara a Zeus. Fidias elaboró la base de la estatuta con madera, y la revistió con placas de marfil y oro. En su interior pudieron colocarse tirantes de cuero, cáñamo y otras fibras para mantener la estructura. A esto se puede agregar lo dicho por Luciano de Samosata (nacido en 120 d. C.) quien afirmó que el oro y el marfil servían para cubrir las fealdades de las estatuas.


Para arqueólogos como Valerio Massimo Manfredi, el Zeus fue una obra más difícil, sofisticada y compleja que cualquier estatua de mármol y oro, ya que se emplearon 5 años para su construcción. Medía entre 12 y 13 metros, 14 contando el pedestal. Su base tenía 6,65 metros de ancho y 10 de largo. La estatua pudo construirse en el interior del templo, mientras que las extremidades y los detalles se elaboraron en el taller de Fidias, datos conocidos por las excavaciones de Pausanias en el Siglo II d. C.


Zeus recibía a los visitantes sentado en su trono, con el torso desnudo y un manto que cubría desde su hombro izquierdo hasta la parte inferior de su cuerpo. El manto estaba adornado con figuras de animales y lirios, y la estatuta sostenía un cetro rematado por un águila y una Victoria de oro. El Zeus tenía una corona de laurel, destellaba por el oro y proyectaba reflejos que cambiaban en función de la luz.


El coloso de Rodas



Coloso es un término de origen dorio usado para referirse a los ídolos que representaban al doble de dioses o a estatuillas votivas que los fieles dejaban en los santuarios. Con el paso del tiempo la palabra se usó para referirse a cualquier estatua, y finalmente, a la estatua por excelencia: el gigante de bronce de Rodas que representaba a Helios, dios solar. El Coloso fue una imponente estatua diseñada por un escultor llamado Cares de Lindos, discípulo de Lisipo, el único que podía retratar a Alejandro Magno.


Pero... Por qué se construyó? En 304 a.C. durante la guerra de los diádocos, Antígono Monoftalmos envió a su hijo Demetrio junto con 40 mil soldados a asediar Rodas. La ciudad resistió, sin ceder ni pactar con Monoftalmos y éste optó por retirarse. Gracias a esta victoria se construyó una estatua en honor de Helios, dios protector de Rodas, quien según la mitología la descubrió y sacó del fondo del mar. La estatua sería financiada con la venta de las máquinas de asedio abandonadas por los agresores.


Con esto también se buscó mostrar al mundo la riqueza de Rodas y que no recibiría órdenes de nadie. Según Plinio y Estrabón el Coloso habría sido construido en 293 a.C. y un violento terremoto lo derrumbaría 66 años después, en 227 a.C. Su ubicación no es segura, pero se piensa que pudo estar ubicada cerca del puerto de Rodas. Tampoco se tiene certeza de la posición de la estatua, pero según varias representaciones tendría las piernas separadas (improbable por la poca estabilidad que daría) y una antorcha en la mano que haría de faro para los navegantes.


El mausoleo de Halicarnaso



Fue una obra monumental construida como sepulcro de Mausolo, gobernante que fue sátrapa del Imperio Persa, en la provincia de Caria. Quizá, aprovechando la debilidad del imperio alrededor del 401 a.C., el rey ganó autonomía y poder, logrando erigir este monumento. Según una postura la obra fue mandada a construir por su esposa y hermana Artemisia. Otros creen que el Mausoleo comenzó su construcción durante los últimos años de vida de Mausolo.


Las dimensiones del mausoleo eran imponentes. De la base al gran soportal elevado había 22 metros. Sobre el plano se apoyaba una columnata de estilo jónico compuesta de 11 columnas a cada lado y 9 al frente, de 13 metros de altura. La columnata a su vez era rematada por una pirámide de 24 escalones de 7 metros de altura. Sobre ésta se situaba una cuadriga que sostenía las estatuas de Mausolo y su esposa. Se calcula que de la base hasta la cuadriga debía haber alrededor de 49 metros.


Los ciclos escultóricos que adornaban la tumba consistieron en una amazonomaquia, una centauromaquia y una carrera de carros. Plinio afirmaba que lo que convirtió al Mausoleo en una maravilla fue la intervención de grandes escultores como Briaxis, Pitis, y Sátiro. Existen pruebas de que el Mausoleo estuvo en pie durante el siglo XIII, período en el cual un terremoto le habría causado graves daños. Sin embargo, en el siglo XVI el vandalismo de los Caballeros de Rodas habría hecho de las suyas, y desmantelarían lo que quedaba del edificio usando sus materiales para construir un castillo.


El templo de Artemisa



Este santuario fue construido en Éfeso en honor a Artemisa, a quien se le rendía culto en esta ciudad. Antes de éste, hubo otro de estilo arcaico construido en el siglo VI a.C por Creso, rey de Lidia, incendiado en el 356 a.C. un día antes del nacimiento de Alejandro Magno. Se cuenta que Artemisa asistió a Olimpia en el parto, por lo que no pudo defenderlo. Como gesto de gratitud, Alejandro financió las obras del nuevo templo.


El templo destacó por sus extraordinarias características arquitectónicas y artísticas, y su compleja estratigrafía que muestra una continuidad de cultos anteriores a Creso. Plinio describió de forma detallada el templo, aunque no especifica si era el que se incendió o su reconstrucción. Plinio menciona que se tardaron 120 años para construirlo, contando con la ayuda de toda Asia. Señala que los cimientos se ubicaron en una zona aluvial para evitar su destrucción por los frecuentes terremotos.


El templo tuvo dimensiones que lo convirtieron en el más grande de su época, de 115 por 55 metros. El nuevo santuario acabó siendo igual al que se incendió, excepto por las esculturas en altorelieve de las columnas, siendo las del primero de estilo arcaico y las segundas jónico. Según los Hechos de los Apóstoles, el templo seguía en auge en el siglo I d.C. y era la meta de miles de peregrinos. Su destino comenzó a verse turbio cuando, en el 262 d.C., los ostrogodos llegaron a Asia Menor saqueando todo a su paso. Luego, el ascenso del cristianismo y la persecución de los cultos paganos acabarían lentamente con esta magnífica obra. Como comentario adicional es pertinente citar al arqueólogo Valerio Massimo Manfredi, quien en su sentir afirma: "Con la desaparición del poder de Artemisa, su templo también fue definitivamente destruido, pues los cristianos no distinguían entre una obra de arte y una obra seductora del demonio".


El faro de Alejandría



Con sus conquistas Alejandro Magno creó un mundo globalizado, en el que los conocimientos y herencias culturales de Oriente y Occidente se mezclaron entre sí. Alejandría, una de las ciudades fundadas por el macedonio, fue un ejemplo perfecto de esto. Era una urbe experimental donde todo era posible, los estudiosos recibían becas para vivir y realizar sus proyectos en la gran biblioteca, y se construyó un templo dedicado a las musas: el museion.


Se dice que Ptolomeo I Sóter urbanizó el mar al mismo tiempo que la tierra firme, y que en ese proceso ordenó construir en la isla de Faro el edificio más alto de la ciudad. Se trataba de una torre de señalización para los barcos, de 134 metros de altura (95 metros según otras versiones) llamada "el Faro" por el nombre de la isla en que se construyó. Éste habría sido diseñado por Sóstrato de Cnido, a quien Ptolomeo permitiría firmar la obra.


Se cuenta que su luz alcanzaba un radio de aproximadamente 48 kilómetros, y su función fue mantener a los barcos a una distancia de seguridad respecto de las turbulentas olas que chocaban contra rocas y muelles. Esta luz coincidiría con el horizonte de la curvatura terrestre. El faro fue tan importante que Isis, la divinidad principal egipcia en dicho momento, era su protectora. Habría tenido 3 pisos, coronados por una estatua (de Zeus o de Poseidón). La torre sobreviviría hasta el siglo XIII, cuando un terremoto la hizo caer.

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