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Breve historia de la cerveza

Actualizado: 20 jun 2020

La cerveza es casi tan antigua como las primeras civilizaciones humanas. Su origen ha ubicado en el período Neolítico, junto con la aparición de las primeras formas de agricultura. Asimismo, las primeras pruebas de su existencia se han localizado en Mesopotamia y Egipto; y los restos más antiguos de cerveza de cebada se encontraron en los montes Zagros, actual Irán, datando aproximadamente del 3400 a.C.



La opinión más aceptada concuerda con que el origen de la cerveza habría tenido lugar en Sumeria, existiendo tablillas escritas en cuneiforme datadas del 2050 a.C. aproximadamente. en las cuales se describen varias recetas para su preparación. En el pueblo era común el consumo de cerveza y su elaboración correspondía a las mujeres, quienes fermentaban pan de cebada en tinajas de agua. Pasados unos días la mezcla era probada por catadores profesionales que usaban pajillas para evitar que los granos de cebada ascendieran la superficie.


Los egipcios también prepararon cervezas y las primeras evidencias de esto corresponden a finales de la época predinástica (6000 - 3100 a.C.). Su invención fue atribuida a Osiris, quien además de llevar el título del dios de los muertos en sus inicios fue considerado como un dios de la fertilidad y de las crecidas del río Nilo. Según los historiadores griegos, como Herodoto, los egipcios fueron los inventores de este brebaje, así como del pan, y la describieron como un vino hecho a base de cebada. La cerveza fue una parte integral de la cultura egipcia y sus usos eran tan variados que además de considerarse como parte integral de la dieta, también fue usada en actividades de carácter religioso e incluso como medicina para curar ciertas patologías.



Los griegos habrían conocido la cerveza a partir de su contacto con los egipcios, y como ya mencionamos la llamaron vino de cebada o "zythum". También la catalogaron como la bebida nacional egipcia por excelencia y heredaron sus métodos y recetas de preparación. Aunque la cerveza no fue muy popular en Grecia, sus vecinos los frigios la disfrutaron bastante, e incluso su rey Midas habría dejado varias ánforas con restos de cerveza en su tumba.


De igual forma los romanos, habiendo adoptado diversas manifestaciones culturales griegas, prefirieron el vino sobre la cerveza. Llamaron a esta "cerevisia", término de donde derivaría la palabra usada en el castellano, y la consideraron como una bebida propia de los pueblos bárbaros. De hecho, serían éstos quienes inventarían los toneles de madera para fermentar, almacenar y transportar la cerveza. Para el 300 a.C. los celtas y germanos producían sus cervezas a base de cebada y trataban a la bebida como sagrada, nacida de las espumas del dios Lug. En Oriente también se elaboró cerveza desde tiempos antiguos, en China desde el siglo II a.C. donde se hacía a base de arroz y mijo, y en Japón donde sólo se utilizaba el primero y daría lugar al sake.


Durante el siglo V d.C. la cerveza y el vino empezarían a ser producidas en los monasterios europeos, Varias órdenes clericales como la benedictina fueron pioneras en su fabricación, y sus métodos se conservan actualmente en algunas abadías de Holanda y Bélgica (conocida como cerveza trapense). Estos monjes preparaban 3 clases de cerveza que se destinaban a grupos específicos: la "prima melior" hecha a base de cebada y servida a huéspedes distinguidos y autoridades de alto rango; la "cerivisia" preparada con avena y reservada para el consumo de los frailes; y la "tertia", de menor calidad y entregada a peregrinos y gente común.



Entre los siglos XI y XIII aparecieron las primeras fábricas de cerveza artesanal en Europa, y expendió se convirtió en una actividad extremadamente lucrativa. Esto propició su fabricación con ingredientes de baja calidad, y llevó a la expedición de normas para garantizar la pureza de la bedida como el reglamento de Artois de 1550 y la ley dictada por Guillermo IV de Baviera, restringiendo a los cerveceros a usar sólo agua, cebada y lúpulo, reglas que perduran actualmente.


Como últimos datos relevantes sobre la historia de la cerveza debemos destacar que para el siglo XIX su método de elaboración no cambió mucho respecto de los usados en la época medieval. Sólo los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos que surgieron durante este siglo provocaron un cambio drástico en la forma de hacer cerveza. Mientras que la cerveza tradicional, conocida como de alta fermentación, se elaboraba a temperaturas aproximadas de entre 15 y 20 grados Celsius, en 1842 en la ciudad checa de Pilsen se empezó a fermentar la cerveza a temperaturas de entre 7 y 12 grados Celsius, dando como resultado un producto especialmente dorado y limpio. Esta cerveza sería conocida como pilsner o lager, llegando en poco tiempo a ser la favorita del público por su carácter refrescante, color, brillo y espuma, siendo la referencia mundial para las cervezas durante los siglos XX y XXI.

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